Dice Arlie Russell Hochschild en su genial texto "La mercantilización de la vida íntima":
A medida que la familia deja de ser una unidad de producción para transformarse en una unidad de consumo, a medida que ésta se enfrenta a un déficit en el cuidado y a medida que
cambia el paisaje cultural del cuidado, los individuos vigilan con creciente inquietud el único símbolo primordial de cuidados perdurables que aún parece quedar en pie: la madre.(...) Cuanto más precário se manifiesta el mundo exterior a la familia, más nos parece que necesitamos creer en una familia inquebrantable y, en su defecto, en una figura inquebrantable de esposa-madre.
Algo de esto deben estar pensando quienes hicieron la publicidad de este analgésico infantil:
Un aplauso por incluir a una pediatra. Pero, ¿era necesario dejar todo el peso de la elección a las mamás?
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