Otra vez el Día de la Madre


En una entrada que realizamos el año pasado, para esta misma época, señalábamos cómo el Día de la Madre constituye una fecha ideal para la ausencia de creatividad. Todos los estereotipos, todos los lugares comunes sobre la mujer y su relación con la función materna se ponen en evidencia.
Como muestra, dos pequeños botones.
En uno, no sólo repiten la relación automática entre electrodomésticos y madre, sino que además refuerzan el "lugar de la mujer" con una construcción implacable "mi cocina".



En el otro, la comida, lejos de ser un espacio para compartir, un intercambio de esfuerzos pero también de placeres se muestra como un arma para amenazar antes que para seducir. Con poca sutileza además, refuerza estereotipos de roles: la mujer cocina, está en su casa y se enoja porque su marido hace horas extras (como si las horas extras no fuesen muchas veces una necesidad y una obligación en una realidad económica como la que nos rodea); el marido, claro, es el que trabaja.

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