La imperiosa necesidad de formación en Perspectiva de Género

 


 

Hace bastante que no escribíamos nuestras críticas. No es que los estereotipos y el sexismo hayan desaparecido de la publicidad. Para nada. Sucede que este año inusual, con tantos cambios en los modos de gestionar nuestra vida cotidiana en general, y educativa en particular, nos ha demandado energía extra para llevar adelante todas y cada una de nuestras tareas. 

A lo largo de estos meses de pantallas omnipresentes han sido muchas las piezas observables, discutibles, criticables. Iremos, de a poco, compartiendo estas observaciones. Pero lo que sucedió esta semana no podía esperar. 

Seguramente, vieron el spot de HSBC que circuló en la redes: una cámara atraviesa diferentes ambientes de una casa en los cuales va encontrando objetos rotos -un jarrón, un electrodoméstico-. Sobre ellos aparecen escritos los nombres de las pólizas de seguro que servirían para reponerlos.  

La cámara alcanza a divisar a una mujer en una habitación, inclinada hacia adelante, en una pose que indica agobio, tristeza. El sobreimpreso dice: "No existe un seguro cuando se rompe un límite en el hogar". A continuación señala que durante el aislamiento, los casos de violencia doméstica contra las mujeres crecieron un 50%, y se ufana de colaborar con una ONG dedicada a la asistencia a víctimas de la misma.

Varios son los gruesos errores que manifiesta la pieza de comunicación:

1. Por empezar, el término Violencia Doméstica es una terminología que simplifica la problemática. Hoy, siguiendo las indicaciones de la Ley 26485 (LEY DE PROTECCION INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LOS AMBITOS EN QUE DESARROLLEN SUS RELACIONES INTERPERSONALES.) consideramos a lo doméstico como un ámbito o una modalidad de las Violencias de Género. Este cambio en la definición, aunque parezca sutil, es muy importante, porque determina que las VDG no son un problema de índole privada, sino pública, aun cuando sucedan en el interior de una casa y en un vínculo de pareja.

2. La violencia se presenta como la ruptura de un límite. ¿Cuál es ese límite? En la publicidad no se explicita y pareciera que el límite es la agresión física. Sin embargo, la mencionada Ley reconoce diferentes tipos de violencia: la verbal, la psicológica, la económica, etc. Plantear la existencia de un umbral de violencia que no habría que traspasar, desconoce la gravedad de todas las otras manifestaciones.

3. La equiparación de la VDG con objetos rotos que se reponen con pólizas de seguro, banaliza una problemática compleja que cuesta la vida de una mujer cada 27 hs en nuestro país. Utilizar la preocupación social para posicionar productos y servicios es violento en sí mismo, constituyendo un hecho de violencia simbólica

3. La imprecisión del cierre dónde el banco se jacta de colaborar con la ONG no hace más que reforzar la utilización mercantilista del problema: no dice cómo colabora, no ofrece ningún dato o contacto para personas que puedan estar atravesando situaciones similares, no informa, no propone, no condena. Por otra parte, surgieron además varias dudas sobre la efectiva relación entre ésta y la organización beneficiaria. 

Finalmente, la indignación que creció y se multiplicó en las redes llevó a la empresa a levantar su spot. Nos quedan varias discusiones por delante: por un lado sobre los límites y los alcances de la responsabilidad social empresaria (no se puede usar cualquier cosa para mejorar la imagen corporativa); por otro, la urgente necesidad de formación en perspectiva de género para comunicadores, empresas y agencias de publicidad (si están conmovidos por la lucha de las mujeres, empiecen por casa, formándose y generando espacios libres de violencias). 

Mientras tanto, estaría muy bien que preguntaran a gente que sabe.

Compartimos además otra mirada interesante sobre este spot


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