Patriarcado not dead

 ¡Cuánto tiempo sin publicar! 

¿Qué nos pasó? ¿Ya  no encontramos publicidades violentamente sexistas? ¿La industria publicitaria  se reconvirtió y no discrimina, no estigmatiza, no invisibiliza?

Durante estos años, algunas cosas, indudablemente cambiaron. Las profesionales de la publicidad se formaron en perspectiva de género; muchas se comprometieron con la difusión de un modo de comunicar más democrático  e igualitario. Las audiencias se tornaron atentas, comenzaron a reconocer estereotipos y a señalarlos públicamente. Las marcas se preocuparon por transformar sus mensajes, un poco por convicción, un poco por conveniencia, un poco por temor a los escraches... 

Nuestra tarea de observación sistemática se tornó más dificultosa. Los contenidos discriminatorios no eran tan frecuentes ni tan explícitos. Esto, sin dudas, constituyó una buena noticia y, un poco, nos relajamos.

En el último tiempo, sin embargo, algo llamó nuestra atención: una recurrencia de avisos centrados en las vaginas. Productos para la cándida, para el flujo vaginal, para la sequedad; incluso para "la frescura". Este fenómeno tiene un costado positivo: estos temas llegaron al prime time y, en consecuencia, a las conversaciones cotidianas. Pero, por otra parte, continúa instalando la prevención, el cuidado y la higiene como preocupaciones exclusivas de las mujeres cis. ¿Por qué las que debemos "oler bien" en nuestras partes íntimas somos las mujeres?  ¿Por qué la salud genital es nuestro problema? ¿Por qué no hay -o no se publicita - un  desodorante íntimo para varones?

Conclusión: el patriarcado siempre se las arregla para instalarnos nuevas preocupaciones y nuevas obligaciones y reforzar que la belleza, la salud y la higiene son nuestra responsabilidad y nuestro desvelo.


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